Invierta en el desarrollo de las personas

Cómo líderes, una de las tareas más importantes que tenemos es de conformar equipos de alto desempeño. Se nos han entregado en mayordomía recursos técnicos y financieros para alcanzar objetivos organizacionales a partir de su buen uso.

Ese buen uso de los recursos es ejecutado por el equipo de personas que se nos ha confiado también para que, a partir del uso de sus talentos, dones y habilidades, puedan transformarlos en resultados que generen #impactopositivo para la organización y, principalmente, para sus clientes.

Para que esto se de, las personas en el equipo de trabajo necesitan al menos dos cosas muy importantes:

  1. Estar facultados para usar con libertad los recursos para alcanzar los objetivos organizacionales.
  2. Saber cómo usar bien los recursos que se les han confiado.

Aquí es dónde hemos de enfocar nuestra reflexión semana: la importancia de entrenar, capacitar y desarrollar a las personas en nuestro equipo para que alcancen su máximo potencial, alcancen los objetivos y puedan ver los frutos de su esfuerzo a lo largo de su carrera con la organización. Esto es prioritario. Hemos sufrido muchas veces los costos de la no-capacitación o del pobre entrenamiento de las personas a través de errores, mal servicio, pérdida de tiempo, reprocesos, etc. A la vez, tenemos la tensión financiera de que las personas que contratamos empiecen a producir lo más pronto posible y esperamos curvas de aprendizaje súper aceleradas en el mejor de los casos, o en el peor, asumimos que ya saben hacer el trabajo y los lanzamos al frente de la guerra completamente desarmados.

En el libro de Proverbios, tenemos un muy interesante llamado a priorizar y hacer las cosas en orden para poder cosechar buenos resultados finales al final:

«Antes de construir tu casa, haz tus planes y prepara los campos.» (Proverbios 24:27, NTV)

A través de una analogía muy familiar para una audiencia que está inmersa en una sociedad principalmente agrícola, Salomón nos invita a no comer ansias con el resultado final (la casa) y hacer todo el trabajo previo para garantizar el éxito del objetivo último. Tener el plan claro y «preparar los campos» es fundamental para construir una casa sólida. Ya Jesús nos anticipó lo que podemos esperar si no lo hacemos bien:

«»Sin embargo, no comiences sin calcular el costo. Pues, ¿quién comenzaría a construir un edificio sin primero calcular el costo para ver si hay suficiente dinero para terminarlo? De no ser así, tal vez termines solamente los cimientos antes de quedarte sin dinero, y entonces todos se reirán de ti. Dirán: “¡Ahí está el que comenzó un edificio y no pudo terminarlo!”. (Lucas 14:28-30, NTV)

«»Todo el que escucha mi enseñanza y la sigue es sabio, como la persona que construye su casa sobre una roca sólida.» (Mateo 7:24, NTV)

En el primer pasaje vemos a Jesús afirmando la importancia de tener un buen plan antes de emprender un proyecto para asegurar que lo podamos completar, y en el segundo vemos lo fundamental que es atender a la enseñanza como parte de establecer un fundamento sólido para lo que hagamos.

¿Qué significa esto para nuestra realidad empresarial? Sencillo: la capacitación, entrenamiento y desarrollo de las personas debe ser PRIORIDAD para poder garantizar el éxito de los planes y objetivos que nos trazamos.

Es importante destacar los tres componentes de este proceso que estamos hablando:

  1. Capacitación: Aquí buscamos que las personas entiendan la razón de ser de nuestra organización, les explicamos los objetivos que buscamos y cómo su función específica contribuye a su cumplimiento. También les enseñamos acerca de nuestra cultura, valores y sentido de propósito que tiene la empresa. Esta es la etapa en que les entregamos las herramientas que usarán para hacer su trabajo y les enseñamos cómo usarlas efectivamente, y también aprenden a navegar la red de relaciones en la organización.
  2. Entrenamiento: El entrenamiento es un proceso de mejora continua. Revisamos el trabajo, analizamos metas y objetivos alcanzados, definimos indicadores clave de desempeño (KPI’s) y a través de distintos métodos de evaluación, reconocemos logros, señalamos errores y los corregimos. Nuestra función como líderes es de ser entrenadores, lo que implica que, desde fuera de la cancha, giramos instrucciones, alentamos, motivamos, corregimos y diseñamos la estrategia del equipo.
  3. Desarrollo: Aquí, nuestro rol es el de no solo buscar la mejora continua, sino el de buscar el crecimiento real de nuestro equipo para que progresen en su carrera dentro de la organización. A través de análisis de brechas, planes de carrera y sucesión, evaluaciones de desempeño, evaluaciones 360, etc., somos intencionales en apoyar a los miembros del equipo a consolidarse y a abrirse nuevos espacios y oportunidades. Buscar activamente el desarrollo de nuestro equipo implica un plan intencional que incluye también un pipeline y la búsqueda de una cantera que supla a las personas que van creciendo y asumiendo nuevos roles y responsabilidades.

¿Por qué es importante el desarrollo de las personas en sus equipos? ¿Cómo trabajan uds como líderes para lograrlo?

Les comparto aquí la conversación que tuvimos con Lolo Urízar sobre el tema:


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