¿En quién está cimentada tu vida?

¿Arena o Roca?

Muchas veces me ha pasado que recuerdo las historias bíblicas que me contaban de pequeño, incluso de adulto cuando las vuelvo a leer vienen esos recuerdos, pero aveces olvidamos que no sólo es necesario recordarlas, sino, analizar que es lo que nos enseñan.  Les dejo una de ésas historias que hoy me recordó algo muy importante.


Lucas 6:47-48
Reina Valera Contemporánea (RVC)

47 Les voy a decir como quién es el que viene a mí, y oye mis palabras y las pone en práctica: 48 Es como quien, al construir una casa, cava hondo y pone los cimientos sobre la roca. En caso de una inundación, si el río golpea con ímpetu la casa, no logra sacudirla porque está asentada sobre la roca.

Para muchos de nosotros, que crecimos en la Iglesia, o que regularmente asistíamos a la «Escuela Dominical», ésta historia es bastante familiar.  Un hombre que decidió construir su casa sobre la arena, y otro sobre la roca,  cuando vino la tempestad, la casa que estaba sobre la arena no soportó y fue destruida, y la que estaba sobre la roca, pudo soportar la tempestad.

Generalmente, o la mayoría de veces, las enseñanzas al rededor de el hombre que fundó su casa sobre la roca, y lo bueno que ésto fue para el al final que su casa no sucumbió ante la tempestad,  sin embargo,  pocas veces remarcamos el hecho de que éste hombre TAMBIÉN pasó por la tempestad y la tormenta.  Ambos hombres pasaron la misma tormenta, la misma tempestad, sin embargo el resultado fue diferente, y lo que hizo esa diferencia fue en qué estaba cimentada su casa.

¿Cuanto podemos aprender de ésta pequeña parábola? ¡Muchísimo! acá les dejo tres puntos:

1. La vida Cristiana NO se trata de prosperidad

Muchas son las «líneas de pensamiento cristianas» que hablan de que debemos de tener éxito en nuestras relaciones, en nuestras finanzas, en nuestro trabajo, en nuestra salud etc.  El famoso «Evangelio de la Prosperidad», sin embargo, éste, no tiene ningun fundamento Bíblico, ya que,  la vida Cristiana no se trata de ser exitoso en éstas áreas,  sino, de poder tener nuestra esperanza y confianza cimentada en que nuestro máximo anhelo y satisfacción está en Dios,  tengamos mucho, poco o nada.   El problema con éste pensamiento es que no necesitamos amar a Jesús para poder tenerlo, Jesús no tenía que morir para que la gente tenga todas estas cosas,  cosas que al final, son placeres de cualquier ser humano. Recordemos qué fue lo que el diablo le ofreció a Jesús en el decierto… «adorame y te daré todo ésto» «tírate al vacío y verás si no vas a ser famoso» «¿tienes hambre? come» … El pensamiento de prosperidad para un cristiano debe de radicar en la prosperidad espiritual: Amor, gozo, paz, paciencia, etc.

Si éste hombre que fundó su casa (corazón) sobre la roca (Jesús) pasó por tempestad, y el parámetro de que por ser Cristiano debo de tener todo lo que yo pueda «confesar y creer» , hay algo terriblemente malo en la interpretación del Cristianismo que enseña la Biblia.  Si aplicamos el mismo principio del evangelio de la prosperidad, «Por ser Cristiano e hijo del Rey, debo de tener todo lo que un príncipe tiene, salud, dinero, fama, bienestar, etc.»   entonces al primero que anularía éste pensamiento es a Jesús,  nació en en una familia pobre,  tuvo un trabajo común y no «exitoso» por 30 años, pasó 3 años en el ministerio sin una casa, muchas veces con hambre y cuando quiso pagar sus impuestos, no tenía cómo, tampoco tuvo relaciones «exitosas» con personas de «influencia» y al final SIN MERECERLO, le arrancaron la barba, lo azotaron, le pegaron, lo escupieron, lo humillaron y lo crucificaron… ¿Te hace pensar en lo que te han enseñado acerca de que el Cristiano NUNCA debería de sufrir sino, constantemente estar en victoria? ¡Si! en victoria porque nuestra confianza está fundada en EL,  tenemos a quien acudir en momentos de dolor y tormenta,  muy al contrario de el hombre que fundó su casa sobre la arena y no tenía en quien fundar su confianza.

2. Todo mundo pasa por tormentas y tempestades

Esta pequeña parábola, también nos  muestra es que TODOS en la vida pasaremos por tribulaciones y tormentas, independientemente si somos cristianos o no (fundamento en la roca o en la arena). y como lo mencioné en uno de mis posts,  uno de los grandes errores de la religión es que muchas veces pensamos que existe gente buena y mala, muchos cristianos creen que son mejores que otros porque van a una iglesia o tienen algún tipo de liderazgo,  pero cuando leemos la Biblia, nos damos cuenta que no existe tal división entre buenos y malos,  simplemente, todos somos personas que ofendemos a Dios constantemente y por su amor y su misericordia mostrada en ésa cruz, es que tenemos acceso a El.  El ser cristiano no nos hace mejores que otros, mucho menos exclusos a sufrir o ser lastimados.

3. Lo que hace la diferencia es en quién estoy confiando

La única diferencia al final en el resultado de ésta parábola la hizo el lugar en donde estaba cimentada la casa.  La arena o La roca.

¿En quién está cimentada tu vida?, especialmente en medio de las tormentas, ¿En tus propias fuerzas? o en la fe de que estando en Jesús, podrán pasar tormentas y tempestades, pero nuestro tesoro y victoria están en la confianza que tenemos en su amor por nosotros

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