Institucionalidad y la Soberanía de Dios

«1 Como canales de agua es el corazón del rey en la mano del Señor;

Él lo dirige donde le place.

2Todo camino del hombre es recto ante sus ojos,

Pero el Señor sondea los corazones.

3El hacer justicia y derecho

Es más deseado por el Señor que el sacrificio.

4Los ojos altivos y el corazón arrogante,

Y la lámpara de los impíos son pecado.» (Proverbios 21:1-4, NBLA)

https://www.bible.com/bible/103/PRO.21.NBLA

Guatemala está en una encrucijada muy seria. La tensión en el ambiente por los entuertos de la crisis política que atravesamos es muy palpable y para muchos, pareciera ser que estamos sentados sobre un polvorín, una olla de presión que en cualquier momento puede estallar con consecuencias lamentables.

Es claro que el resultado de la segunda vuelta fue contundente en las urnas. La gran mayoría de personas que fueron a votar (un 45% del padrón electoral) eligieron a Movimiento Semilla y su binomio (el 60% de ese 45%…un 27% del total del padrón electoral). Ese resultado es más que suficiente, de acuerdo a las leyes vigentes, para que el TSE haya reconocido oficialmente a los ganadores y dar por iniciado oficialmente el proceso de transición.

Tiempo de voltear la página y seguir adelante….¿verdad? Pues no pareciera ser tan fácil

Desde antes de la segunda vuelta, se ha hecho evidente todo un movimiento muy fuerte para buscar, a la fuerza, revertir el resultado electoral a través de argucias judiciales que son muy dudosas y que ponen en evidencia intenciones cuestionables de perpetuar el actual status quo. Como ha sido evidente desde hace ya varios años, este status quo parece favorecer los intereses de cierta élite evangélica cercana al poder.

En contraposición a esta élite, están cristianos de diversas congregaciones y trasfondos que, a través de su voto, han expresado su deseo por un cambio político que corrija los grandes males de la corrupción que históricamente ha venido carcomiendo la fibra moral del país y de la que, hemos de admitir, mucha de la élite evangélica se ha hecho de la vista gorda con tal de sostener una defensa política férrea de posiciones morales -la familia, la vida y el diseño de la persona humana de acuerdo a la Palabra de Dios- que, a pesar de su legitimidad y validez, no se contraponen y deben verse como opuestas a una lucha igual de férrea contra la corrupción, la injusticia y la falta de oportunidades para los guatemaltecos.

Esta tensión nos impide ver hacia adelante. Admitámoslo, la iglesia evangélica en Guatemala está más desunida que nunca. Familias, amistades, congregaciones enteras han visto los efectos que la idolatría política causa. Sin importar de qué lado se apoye, permitimos que nuestro corazón fuera seduciéndose por las mieles el poder político y hoy estamos pagando las consecuencias de dejarnos embriagar por una miel que más que fermentada, nos la tomamos podrida.

El resultado que vemos hoy es una iglesia que ha optado por el silencio. Frente a los vejámenes jurídicos y políticos que tenemos ante nuestros ojos, que las noticias nos revelan cual partido de fútbol en el «minuto a minuto», no se ha visto que el liderazgo evangélico del país se alce con voz profética y denuncie y a la vez lamente con corazón quebrantado el daño que nos estamos haciendo. La miopía política del actual status quo no parece estar midiendo o tomando en cuenta las consecuencias de sus acciones y las externalidades negativas que ya se están generando. ¿Dónde está la iglesia liderando como brújula moral ante esta situación? ¿Qué podemos hacer usted y yo como creyente de a pie para hacer sentir la fuerza moral que nuestra fe nos da?

Creo que Proverbios 21:1-4 nos puede dar algunas opciones interesantes para empezar a considerar:

  1. «Como canales de agua es el corazón del rey en la mano del Señor; Él lo dirige donde le place.» Nuestro punto de partida es el reconocimiento de la Soberanía de Dios sobre todas las cosas, las personas, la historia y las circunstancias. Si creemos y afirmamos Romanos 13:1-7 y reconocemos lo que afirma Romanos 12:2 acerca de la voluntad de Dios, entonces este versículo de Proverbios debe darnos mucha paz, porque no importa quién porte la banda presidencial, Dios es Quién gobierna.
  2. «Todo camino del hombre es recto ante sus ojos, pero el Señor sondea los corazones.» Podemos dejar de juzgarnos ya como cristianos y de juzgar a nuestro prójimo sobre cosas tan superficiales como diferencias políticas. Dios conoce el corazón y hemos de confiar de que Él es Quién nos juzga y ante Quién hemos de dar cuentas. Si afirmamos Hebreos 4:12-13, nos meteremos de cabeza en Su Palabra y dejaremos que sea esta la que juzgue nuestras intenciones y nos llame a la fe y al arrepentimiento por el poder del Espíritu Santo.
  3. «El hacer justicia y derecho es más deseado por el Señor que el sacrificio.» Difícil tener un llamado de atención más claro que este. ¿Estamos persiguiendo esto como cristianos, a pesar de que la justicia y el derecho favorezcan a quienes no simpatizamos? ¿Estamos dispuestos a analizar con objetividad los hechos y corregir nuestros prejuicios ante la evidencia? ¿Estamos dispuestos a dar la batalla por la institucionalidad del país y su estabilidad política como un medio de la gracia común de Dios para el bien de nuestro prójimo?
  4. «Los ojos altivos y el corazón arrogante, y la lámpara de los impíos son pecado.» Como cristianos, en ambos lados del pasillo, somos culpables de arrogancia, altivez e impiedad. Necesitamos arrepentirnos y creer en el Evangelio. Este es el único camino.

Ante el triste desmoronamiento de la endeble institucionalidad del país, los cristianos tenemos mucho por hacer. Descansamos en Dios y vivimos para amar al prójimo. Como elocuentemente lo puso Martín Lutero en La Libertad Cristiana:

Se deduce de todo lo dicho que el cristiano no vive en sí mismo, sino en Cristo y el prójimo; en Cristo por la fe, en el prójimo por el amor.
Por la fe sale el cristiano de sí mismo y va a Dios;
de Dios desciende el cristiano al prójimo por el
amor. Pero siempre permanece en Dios y en el
amor divino, como Cristo dice: “De aquí adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles que suben
y descienden sobre el Hijo del Hombre”. He aquí
la libertad verdadera, espiritual y cristiana que
libra al corazón de todo pecado, mandamiento y
ley: la libertad que supera a toda otra como los
cielos superan la tierra. ¡Quiera Dios hacernos
comprender esa libertad y que la conservemos!
Amén

La Libertad Cristiana, Martín Lutero

Proverbios 21:1-4 nos traza algunas ideas. ¿Qué más se les ocurre que podemos hacer para nuevamente contribuir a la unidad cristiana y guatemalteca? En nuestras manos está, con la ayuda de Dios.

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